Ir al contenido principal

Entradas

Varios alborotos

Fotografía: Sergio Acero Antonini de Jiménez Castillo, profesor español en la Universidad Católica del Norte, dio un conversatorio en la Asamblea de Risaralda sobre el 12 de octubre. Alguien compartió un fragmento: Era imposible la reconciliación dialéctica entre dos civilizaciones, una que era civilización y la otra que no era civilización. Imposible... Una tiene que perecer. Lógicamente tenía que perecer. ¿Cuál? La primitiva. ¡Como perecieron los cartagineses de manos de los romanos; como lo hicieron anteriormente los fenicios de manos de los cartagineses; como lo hicieron igualmente los iberos de manos los fenicios! Pues esto, en Europa, nadie tiene ningún problema con aceptar esto: pues como tenían que hacer los indígenas de manos de Occidente, ¡claro! ¡Y bendito sea el Señor que así ocurrió! Y bendito sea el Señor que así ocurrió. Por lo que se sabe, miles de internautas y una senadora se indignaron y, por supuesto —si de Jiménez, un académico, lo expone, cualquier baboso tamb...

Sor Francisca

A falta de un diario de lectura —intento realizarlo con los tomos de la Comisión—, voy a referirme a un fragmento de la autobiografía de Francisca Josefa de Castillo. La edición es de la Biblioteca de Escritoras Colombianas, rescatada de las estanterías de la biblioteca del Obrero. Había llegado acompañada de Soledad Acosta, Elisa Mújica, Silvia Galvis, Abalucía Ángel, entre otras, y terminó sola, con sus facciones de sosiego y pesadumbre, bella en su totalidad. Ese día buscaba un libro básico de medicina para mi hermana y, como el segundo piso está en mantenimiento, anduve el azar y la encontré. Pretendía a San Agustín o a la Madre Laura —para buscar a Dios voy a sus dependientes— pero la vi a ella. El consuelo era hacerle «entender esto para que huyera del trato de las criaturas y no buscara en ellas a Él». Copiaría los trece párrafos que componen la revelación de Nuestro Señor, inherente a la monja —antes de poder hablar, siendo una niña de brazos, escuchó que una imagen del Niño...

R hermeneuta

Acabábamos de ver Pocilga (Pasolini, 1969). La organizadora prendió la luz y abrió el espacio para conversar. Un hombre, en la primera fila, se ladeó en silencio, reconcentrando las ideas en su movimiento, para compartir su interpretación . En resumidas cuentas, la película es un ataque a las «élites poderosas», a los reyes y a los aristócratas. A los cerdos. Significó las estrellas en la almohada del señor Klotz y el monte lunar como Plutón, el dios del infierno romano, donde se juegan las franquicias, los peores cometidos. No estoy seguro si sudaba, pero el brillo en su melena y en sus brazos peludos resplandecía con él. Desbordaba los ojos, arrancaba una sonrisa y la detenía, volteaba para alcanzar a todo el público. «Yo porque leo desde los dieciocho —tiene cincuenta o menos— y sé mucho sobre la gnosis», dijo. (Las comillas son aproximadas). Mencionó antiguas civilizaciones y ritos malignos. Tomó un libro del bolso — El péndulo de Foucault — y explicó la portada de la edición Bomp...

La inquieta

Las Edades y la Muerte , Hans Baldung Grien, 1541 - 1544 . Fortuna veleidosa . Shakespeare: Hamlet   Ni los dones más capaces la encerraron a su gusto: Escipión, los césares, Castillo Armas, Ydígoras Fuentes ni don Tista ( cuya mujer lo abandonó en la vejez por otro fósil con boina ) la dominaron, la encorralaron, se enriquecieron con sus huevos — ahora tan lujosos — . Ninguno la asaltó el Domingo de Trinidad y la hizo suya; ninguno le ofreció un producto — o si logró hacerlo ella no se lo tomó — para que diera su número de tarjeta o el escondite de las llaves de la casa... Lidia la bautizan. Hubo un señor que la aprovechó: erigió un edificio de apartamentos, vivió su robustez y lo mató el coronavirus... La compañera se asoma raras veces al balcón y saluda a quienes siguieron la tragedia. El Opus Dei tuvo mucamas gratis por más de veinte años: les susurraron estudio, empleo, salario, labor divina, resarcimiento mundano general, y ¡vaya a que por lo menos dieran grados superi...

Estratagema

Ernest Descals Ella lo empujó hasta la primera mesa de la entrada. Él, mientras tanto y una vez en su puesto (mirando la calle), le alzó la ceja derecha al mesero. Nadie más que él atendía. La mujer se sentó al frente del hombre. — ¿Qué se les ofrece? Dieron un vistazo a la amplitud del espacio, las otras mesas deshabitadas, en su orden metálico y aparentemente limpio, el calor de la manteca para los buñuelos llenando la caja y simulando un refugio. El hombre pensó: « Me trajo sin aporrearme. Avanza » ... Volvió la mirada al mesero y respondió: — Buenos días. Hágame el favor de traerme dos tintos. De los mejores que tenga. — ¿Algo de comer? — lanzó otra pregunta. Con la demora recapacitó de la exigencia que le hicieron: « De los mejores... Bobo » . — No. Muchas gracias. Muy amable. Así está bien –respondió esta vez Eugenia. « Quieren lo mejor de tomar para no comer... » , se retiró el mesero. Mientras, ellos dos retomaron la conversación que dejaron pendiente. Eran las seis y media de ...

Cómo quedamos de tan quedarnos

Siempre hay alguien detrás de uno y uno detrás de alguien. ___ Publicado en La Revista Inexistente :  « Eco del tiempo »  (CDMX, México), no. 6 (agosto de 2022).

Apuesta sin dueño

La estrella de mar se adhiere a la palma del cartógrafo. Le subimos las medidas a un cuarto y nos pide rebajarles a las triunfantes comisarías de indulgencia. Pide mucho. En este pueblo no hay ratones gordos, porque no los queremos, y los gordos se fueron, porque no les avisamos. ¿Quiere analizar los climas tenues y los sarcófagos abismales de la alcaldía? Retorne diez metros y fragüe un canal de milicias. Cierre las posibles hendiduras. Por ahí se le meten los niños, y los niños no son agradables sino cuando el Festival de la Manigua. Aviéntelos, su señoría, aviéntelos y cruja. Hace innúmero un turista nos invitó a su casa. Fuimos y nos dio de beber. Bebimos los marcos de las bugías, pero sabían a lunes. Sontag nos lo advirtió: él aclara las iniquidades, él se lubrica los permisos y falsea los retenes. Lo hemos observado claramente, muy a la luz de los nocheros. En el atrio suele botar espuma de entre las fauces, y le limpiamos los collares de molusco. Dice que un indio se los regaló...

Exposiciones

Dimitar Dilkoff. AFP La atención a la escultura de Francisco riendo al dejar caer un bebé revolotea los medios y las conversaciones de feligreses (a escondidas, por supuesto: si el sacerdote no lo menciona, ¡qué van a opinar ellas dentro del santuario!). Chao tradición , de Pablo Maire, está inspirada en la triple fotografía de Ai Weiwei donde rompe un jarrón de la dinastía Han. El chileno critica a la Iglesia y la pedofilia (acierta al señalar que las grandes —y las pequeñas— instituciones caen desde el interior: ahí podría encontrarse la fórmula del enemigo interno, cuando en verdad ellos son los enemigos de sí) y el chino tildó la «historiografía ideologizada» de los 90 y agregó, irónico: «Mao nos decía que para construir una nueva civilización había que destruir la vieja» (su padre, Ai Quing, fue exiliado por el aseo antiderechista del Partido). Desde Ucrania, en vísperas del Día de la Independencia en plena invasión, se ubicaron tanques oxidados con grúas —como viejos inutiliz...

Desecho

Exnumerarias auxiliares del Opus Dei. CONNECTAS Resuenan las denuncias de las 43 exnumerarias auxiliares del Opus Dei en Argentina, Paraguay y Bolivia. Sus historias se repiten —con variaciones— a lo largo del mundo (93 000 miembros divididos en prelado, sacerdotes, numerarios —profesionales; la élite—, auxiliares y supernumerarios —civiles con poder en la sociedad—): reclutaban a niñas de 12 a 16 años, de familias pobres, con la oferta de educarlas en el Instituto de Capacitación en Estudios Domésticos (ICIED) de Bella Vista, Buenos Aires (localidad donde se asentó Josemaría Escrivá de Balaguer, fundador de la Obra de Dios y cercano al Generalísimo, en su visita de 1974 a Argentina), donde las instruían para coser, lavar, cocinar, servir la mesa y planchar; las adoctrinaban; les vigilaban los libros y las películas «que les pasaban siempre» y no las dejaban ir al supermercado solas (eso que no tenían para comprarse nada: el trabajo era gratis y sin prestaciones sociales y con algo de...

Pensamientos de Josué sobre La Bestia

CONNECTAS I   Vamos a llegar tarde, pero llegaremos. A esta máquina no le estorba nada. Y aun así se me hace raro tu desaliento: únicamente nosotros dos de viaje. Ya alternamos la incomodidad del día, cuando no hay qué comer ni dónde cambiar de posición, y de noche, cuando la esperanza de comer y de estirarse son súplicas al Divino. Pero como te digo, es cuestión de actitud: al amanecer mira el cielo, al atardecer mira el horizonte, al anochecer mirémonos y contémonos cosas. Eso es lo que hacíamos antes, desde que me ayudaste a subir y a escoger asiento-cama. Y yo te seguí. Al fin y al cabo, si nuestro destino era el mismo corriendo, ahora lo es más errando... Tú dudas... Más que todo porque llevamos dos días sin comer (rumbo al tercero), y te arde el sol en la espalda (cuando te sientas) y en la barriga (cuando te acuestas). A mí en específico me arde la nalga (de día) y la columna (de noche). Por cierto, ¿qué horas son? Tú eres el único de la hora porque guiabas ambos destinos, ¡...

Canestisia de mondeo

Intriga extranjera (1956), Sheldon Reynolds Murió José, a las tres de la mañana, en el Hospital, rodeado por un ente que se perdió, que iba a visitar a su esposa. Eso me dijo una vecina. Y agregó que, debido a mi ausencia, a mi poco interés, a mi apatía en sus últimos momentos, fuera a las exequias y a los rituales de su religión. Yo no quiero. Una tarde le comenté a mi amigo que me fui de viaje para no ir a la misa de mi hermano. Eso fue un diciembre. Esto lo escribo en diciembre, si ayuda a alguien o a algo saber el mes (que no la fecha). De todas formas, él se hizo el muerto: le anunciaron la buena nueva: iba a ser padre. Con la impresión forjada a la muchacha, terminó en estado de coma. El único muerto aquí es José. El único muerto de El club fue el padre Lazcano: el abuso de la muerte me fastidia, me revuelve los callos, me aparapeta los melindres. Por eso la religión me socava. Muchas cámaras ardientes, muchos sucesores del Pedro, muchas tradiciones, congregaciones y órdenes....