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Entradas

Tiñes

Hinchada . Los colombianos han dado de qué hablar en los estadios internacionales: en el Mundial de Rusia —Mordovia Arena— los nipones les recogieron la basura que dejaron tiradas en las gradas —unos los apoyaron, otros siguieron en las suyas y otros los grabaron recogiéndolas. Y ahora lo del Mestalla... Aficionados del América, del Millonarios y del Santa Fé se agarraron al poco de haber empezado es partido Colombia-Irak: despegaron la silletería —eso era de no acabar: una silla que caía en un lado la tiraban al otro, y del otro a su lugar de salida, y así sucesivamente—, se dieron puñetazos, patadas y sacaron —se ve en la foto de Alberto Iranzo— un extintor. En esa foto alguien de camisa azul cae —es tirado— de cabeza por una baranda; el que lo tira —con la camisa de la selección— alarga el brazo del empuje; una mujer, detrás de ellos, abre la boca espantada; uno de camisilla blanca tiene expresión de «Ah... ya ni modo: ya se fue»; y otros dos se arriman. Si los diálogos de paz...

Los despreciables de la tercera barriga

Anna A Daniela Arango   Te mecías en una espaciosa hamaca; y de la hamaca, a las ondas del calor en lo profundo de la carretera; y de las ondas, a un gélido mar que te devuelve el frío añorado en el desierto; y del mar, a los brazos de una octogenaria. Era tanta su piel que te podías acobijar con ella, hacer dobleces y repartir. Y humedad en lo cóncavo, pliegues sudorosos, respiración afiebrada, palpitaciones, agite, revuelque... Abres los ojos tanto como puedes: —¡Temblor! —musitas, y los párpados se empeñan en cerrarse, embutiéndote al sueño, mas no, ¡dormirte nunca!, has de moverte, ¡arriba, cuerpo! Es un movimiento telúrico de magnitud cinco punto nueve y de ciento cincuenta y un kilómetros de profundidad; epicentro: un lugar que, por su nombre, estaría obligado a ser espacio de sosiego, quietud, algo de ocio y estatismo; pero es Mesa de los Santos, «el segundo nido sísmico del mundo». Camilo, vuelto en sí, olvidándose a posta del sueño, tanteó con los ojos medio abiertos y la ...

¡Milagro!

Pachamama , Carlos León Cuestiono a los locutores de fútbol cada que dan por hecho que todo el país observa un partido: se dan la importancia de voceros y se atreven a esgrimir el delicado «todos»: «Yo no veo ese partido: a mí no me cuenten.» Pues bien: el que habla se equivoca y, no contento con equivocarse —si es que advierte el equívoco—, se contraría... Lo que duraron los niños en la selva del Guaviare, tomaba la forma de un locutor al acabarse las noticias y me decía: «Todo el país se unió y se concentra en los niños perdidos». Y ya que los encontraron, me mantengo aún en lo que dije. Medios, políticos y gente a la cual sacarles un reconocimiento a los indígenas, a sus saberes tradicionales y a su nivel de relación con la naturaleza —que les permitió sobrevivir a los azotes del entorno—, era una tarea de años. ¿No es increíble que la Operación Esperanza contara con el apoyo de los colombianos? De los colombianos pendientes del rescate, interesados por los niños. (¿Me permi...

Carta a la benefactora

Madre y niño , Ferdinand Hodler Villamaría, abril 7 de 2023   Madre: Supe que estás enferma del colón y que tienes fiebres y calambres, pero que, aún enferma y adolorida, acompañas a papá en su recuperación del accidente. Eres algo superior a un ejemplo: eres, para mí y para mis allegados, a quienes les he contado tus peripecias, una invencible jefa del clan, una matrona omnipotente. Y no porque salgas siempre bien librada; no; sino porque abordas las complejidades que se te presentan con tu semblante sano, de enfermera intachable. Sabes cómo ponerle las íes al destino, pararlo en seco y, mientras él te hace caso, tú te recoges el cabello, te planchas con las manos las patas de gallina y te amarras los cordones, y le das luz verde: «Atácame con toda o no me vengas a hacer perder el tiempo». De ese modo te he visto a lo largo de mi existencia, de ese modo te hemos adorado y de ese modo, tú lo provocaste, realzaremos tu imagen de diosa en los pedestales de nuestros respet...

Tres haikus

Reimund Bertrams, extracto Callan los trinos. Dieron paso, de noche, a los cocuyos.   ***   Desbordó el río la interna capacidad de los ahogados.   ***   El alumbrado amoratándose en la cordillera gris. ___ Micros. Revista de Minificción de la República Dominicana e Hispanoamérica  (Editorial Letra Erguida, Sabana Perdida, República Dominicana), año 2, no. 7 (julio-diciembre de 2023) .

Tarde para recomienzos

Ciclos,  Consuelo Vallina Nulo de ideas... La fecha de entrega está aquí. En lo que llevo del día, después de cerrar los ojos un rato y aliviar la fatiga, entreveo algo presentable. Le doy forma, conectando esto con lo otro, y, de hecho, es más que presentable. O a eso me aferro para no dar tantas vueltas y volver al mismo sitio. Tomando un faro, los «Pensamientos» de Elisa Lerner en Casapaís , me permito desabrochar el ceñidor de las pretensiones y relajarme con lo que traiga a tema. Algo ha de salir pues: no estoy tan exprimido como para no tener ni una anécdota qué contar. Y me valgo de Bécquer, cuyas cartas son una confidencia y un develamiento de los intríngulis del periodismo —en vida solo publicó en periódicos y revistas; al morir dejó obra para que «unos pocos buenos amigos» la recopilaran y la publicaran:   Después de apurar mi taza de café, y mientras miro danzar las llamas violadas, rojas y amarillas a través del humo del cigarro que se extiende ante mis ojos ...

Semana Santa (2023)

Parroquia Nuestra Señora de los Ángeles Domingo de Ramos —¿ya salieron? —le pregunté a Yesenia. —los de la banda están tocando en la entrada de la portería; el padre y los de la procesión se metieron más al fondo de la unidad. —esperemos: cuando salgan, me avisa. nos informábamos por los sonidos que nos llegaban a la casa: habíamos salido con anterioridad a ver el horario de la procesión a la iglesia pero, cruzando la portería, como por arte de magia aparecieron unas señoras cruzadas elevando ramos, ansiosas por subir al punto de encuentro cargando a Jesús y a la Virgen y llamando a las que se asomaban en los balcones para que se les unieran. entonces nos devolvimos: no teníamos que ir a la procesión; la procesión vino a nosotros. yo me quité la camisa y los zapatos, y me terminé de secar acostado, leyendo, mientras tanteaba, según los discursos del padre que llegaban a mis tímpanos sobre los techos de las casas juntas y traspasando las paredes interiores. tuve que calmar a Yesenia: se...

Bambuco aéreo

Rossy Riveda de Pozo El colibrí reparte ochos con la rapidez que su metabolismo le permite. Los ochos que forman sus alas son los faldeos simultáneos de una bailarina de bambuco a su pareja la flor; y el sombrero que traspasa a sus pertenencias, objeto de sus ardores, es el polen de la dicha, al que todos los estigmas extienden sus bocas como la del bebé al pecho de su madre. Si el apetito lo arroja al aguacero, su menudo cuerpo recibe las pesadas gotas de agua que amortigua con el lomo, la cabeza o las alas. Su larga e imperceptible lengua bífida, que mete al fondo de las flores, es un pitillo de néctar, ansiosa absorbente de jugos y aceites, bebedora incansable de la vida que da vida con su sencilla existencia. Y dormido, el colibrí se recoge como una pelotica felpuda, apuntando al cielo con su jeringa de procreación. Cabría en la palma de la mano, si esta le ofrece la concavidad y los muros de un nido, y no los plaguicidas, el monocultivo ni los amuletos en que los transmutan para l...