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Vigésimo primer Navales

El Palco, María Bonomi, 1962


Mosquitos rondan neumáticos. Auguro la consumación de los gladiolos a mis guardas abandonados en el sótano de la finca donde un padre asfixió al abuelo. Mis colegas en inteligencia repartirán, uno a uno, la cabeza del amigo desertor. Le diremos al fiel que lo tire a la porqueriza. Así ¿quién teme en nosotros? El abrigo se enredó en las babas de un comandante: ha de nombrar la activación y traspasar por Quindío las terminaciones de la cántica gira boliviana. El ron se gastó en abrir el pus de los profesionistas atascados en el panel sobre potestad de bicéfalas codornices; y aquí tienen el céntimo que ha de prometer la ingratitud del cascote. Lo que es letra se pasa a tumulto y un grano es la epistemología que vino de omitir proyectos flojos y comerse un hígado encebollado. A pesar de las carreras, expuso montada en un centurión y terminó zafándose la compostura: los mecatos se repartieron: fiera espaciosa, décimo camarada al corriente del grupo: el magnicidio reelabora la pólvora. Si vieses el condominio de la alteza, la peregrinación del corcho, la tarima ausente, los tres lirios sancochados en la tacita, estarías de acuerdo con homologarnos. Pero no interesas a la gallada: las leyes que vencen darán por sentado un martillo y el calibre para contumeriar a quienes aceptaron el sensor y las rigideces braceras: bólidos estacionados en el chasis de la arista como desafiándose el medallón alegórico.

 

El Pedregal, septiembre 20 de 2024


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Revista Literaria Óbolo. La Barca hacia las Letras, San Pablo de Buceite, España, año III, núm. 8, otoño de 2024

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