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El horizonte

Misterios del horizonte , René Magritte, 1955 ¿Para qué la esperanza? Para que sirva de diana a la «flecha del anhelo». Esta no siempre atina (es más, casi nunca se acerca, o si lo hace igual decepciona al arquero -cualquiera de nosotros-). Aclárese que la trampa es un engaño que deja en el mismo estado a quien la comete. Es inútil. La persona que nunca logra acertar un tiro, y de un momento a otro lo consigue, por obra y gracia de, porque así lo desea el albur, está en las mismas. Y la esperanza sigue serena, coqueta, armoniosa y trágica, haciendo a las generaciones contemplarla, practicarla y seguirla, con un raudal de flechas, piedras y lanzas en la ruta que deja. Es así que «La utopía está en el horizonte. Camino dos pasos, ella se aleja dos pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá» (Galeano). La distancia, por tanto, se alarga cada vez más, por cada paso que damos, por cada nuevo descubrimiento o por la sola presencia del caminar. He como transcurren las vidas: gastando...

VII y XXXV

Tomado de la ilustración de la revista VII   tan solo como quien limpia un espejo y no ve a nadie ante sí   ***   XXXV   Allá, en tus horas de bostezo y cama, de café y divisa, de guaduas y reliquias, ¿tienes preparada la cena para los ángeles? ¿Calientas las sábanas para épicos viajeros? ¿Pintas el papel de proféticos hechizos?   En tus siglos, ¿has descubierto el tesoro del cacique? ¿Construiste la maloca prometida a ese viejo? ¿Saldaste cuentas con el monje, y jugaste a las cartas con la bruja?   ¿Acaso en tus nocturnos aquelarres —de invitación abierta— rompes la toga y muestras los ojos? ¿Preguntas a la Estrella: «¿Sigo siendo parte de ti?»? ___ Publicado en Margen de Luz  (Santa Cruz, Bolivia), año 2, nro. 8 (marzo de 2022): p. 13.

Más de lo mismo

Compraventa electoral , Matador Al publicarse esta columna las elecciones legislativas estarán hechas. Los resultados alimentarán el ansia de los candidatos o les creará una depresión por no haber sido como pensaban (¡si el ciudadano de a pie tuviera siempre el positivismo de un politiquero en campaña no necesitaría de psicólogos —si tiene con qué ir a uno— y exhalaría con las mejores vibras que alguien nunca tuvo en este país!). Sea quien llegue al Capitolio, vale la pena retomar la cuestión de las elecciones (la democracia, con todos sus artificios y manías, seguirá viva, aunque la violen y corrompan, o viole y corrompa). La crítica viene de una frase de Séneca ( De la vida bienaventurada o Carta a Galión , su hermano). Para dar luces, el Joven exhorta acerca de la dote del error, que hereda el rebaño por imitación, por mantener la corriente, cayendo al despeñadero en masa (como hacían los nativos norteamericanos para cazar bisontes), ante lo cual, «Si nos apartásemos de la turba, co...

Ocurrencias de un policía en un desalojo

Fuente: prensa CDP I   Dios y Patria. ¡Qué tristeza haber perdido contra Argentina! Pero quedamos de terceras; le ganamos a Perú. Peor es nada.   II   ¿Qué me tendrá mi mujer de comida?... Si este comandante dejara almorzar… ¿Por qué no hay convites en pro de nuestro servicio? Un barrio que visitemos, una olla comunitaria. Ideales... De ideales no viven sino los muertos y los héroes.   III   Ese niño se parece al hijo de Fredy. Solo que más barrigón y pies torcidos. Y más blanco. Fredy era el menor de una familia de campesinos de Amagá. Aún lo recuerdo. Murió sin uniforme por meterse a una marcha. Dios lo guarde y lo reciba, y que no le saque en cuenta los disparos; que se los anote a la Institución.   IV   —¿Hasta qué hora vamos a estar? ¿Esas casas son de granito o qué? —Según oí, hasta que demuelan las doce. —Bueno. —Ajá... Si quiere va y ayuda, allá le prestan un mazo. —No, gracias, muy formal.   V ...

Un paso hacia la nada

Personas se despiden mientras esperan un tren de Kostiantynivka (Donetsk) a Kiev. Vadim Ghirda. Ya hay héroes del lado ucraniano: los trece de la Isla de las Serpientes, en el Mar Negro. A la advertencia del buque ruso, que les planteó —muy amable— «abandonar las armas inmediatamente», respondieron: «[…] váyase a la mierda». Ya hay deportistas que van a engordar las reservas del ejército: los hermanos Klitscho: Wladimir, excampeón mundial de boxeo, y Vitali, también excampeón y alcalde de Kiev; y Sergiy Stakhovsky, tenista. Ya hay reporteros gráficos, edificios destruidos, cuerpos echados al suelo (entre las raíces secas y el manto que le tiende otra persona), entrenamiento de civiles a los cuales se les hace fácil empuñar un fusil de madera, simulacros, espacios de tranquilidad en el que los militares fuman con el arma en las piernas y el frío en los dedos, familias repletas de equipaje esperando en la estación de tren la salida, efigies de Putin que sirven de tiro al blanco, manos en...

Hijos para el régimen

Los tres hermanos y el padre de Yang Yong-hi El 16 de abril de 1972, a dos meses de que Nixon visitara la china maoísta, Kil Il-sung, el Gran Líder, el presidente eterno de la «República», cumplía sesenta años —faltaban veintidós para que los norcoreanos lloraran, en una escena parecida, en multitud y en arrebato, a la orgía de El perfume , y para que el techo de un Ford transportara su tumba—. Los colegios, universidades y militantes pro Corea del Norte en Japón celebraban el cumpleaños regalándole sus hijos al líder comunista, con la ilusión de «ayudar a construir un paraíso socialista». Uno de esos jóvenes repatriados fueron los tres hermanos de Yang Yong-hi, quien en 2005 estrenó Dear Pyongyang , un documental en el que explora los silencios familiares —que se fortalecían a causa de la vanagloria norcoreana: de puertas para afuera los padres se ufanaban de que sus hijos eran felices y leales a su patria—, el presente de sus hermanos y el remordimiento por haberlos enviado a un r...

El milagrito

Fragmento: el manco y su familia veneran al estilita. Simón del desierto , 1965. Hay una escena de Simón del desierto (1945), de Luis Buñuel, en la que el santo, estrenando la columna que le donó un rico por curarlo de un mal, ante una ola de creyentes, atiende la súplica de una mujer para que le permute los muñones de su esposo en manos. Simón se arrodilla a orar (todos lo siguen), espera, se levanta y con pose de iluminación, señala: «Ya estás bien. Da gracias a Dios y vuelve a tus quehaceres»… El hombre contempla el milagro, figura sorprenderse y sanseacabó: vuelve con su familia a la cotidianidad, se paran y empiezan a enumerar las tareas aplazadas: zanjar la huerta, comprar un nuevo azadón… El enjambre se disuelve y ni unas gracias para el estilita. Luego, la hija del hombre le toma las manos, le pregunta si son las mismas de antes y este le responde: «¡Cállate tonta! —le da un pescozón— ¡Déjame en paz!». El milagro es tan efímero, de tan buen servicio y a tan buena hora, que n...

Ocupados

Fuente: Paul Rogers Echando ojo a una peluquería, vi a un niño sacando las manos de la bata, la cabeza inclinada y la mamá y el peluquero atentos a que no se moviera ante cualquier imprevisto que le diera el celular (cuya batería cargo la mamá para que no se le apague y para que el filo de la Minora siga sin reveses su curso)… En el metro, en esas conversaciones que se escuchan aún bajo el tapabocas y a pesar de las llamadas, los chismes y los lloriqueos de los bebés en hora pico, una mujer —ya entrada en años— le decía a su hermana que el nieto, cuando se le moría el celular, iba a pedirle la tablet (con la cual estaba jugando), primero, con un por favor y un please ; segundo, con una lambonería que, bien o mal, hacía entregarle el rectángulo no sin antes pedirle un pico en el cachete. Multitud de significados se pueden reflexionar de esas anécdotas (que son pocas). Pero lo que me llama la atención es la necesidad y la angustia con que los niños (y los jóvenes y los adultos) buscan...

III y XXV

Fragmento de  Una pasión discreta  (2016), de Terence Davies III   A las hermanas Dickinson   A la par de los gritos, distendida la carne, soltando la peinilla, humo de sepelio, dos mujeres, madres de las velas, hijas del sigilo, venda de cocuyos, acompañantes del traje y el alba, redobles de tambores para una misa sin párroco.   ¿Quién, sino ellas, sulfuro de ojos, dientes a la lágrima; quién, sino ellas, par de hombros ante el vidrio, cuerpos amasados por un sollozo, el prolongado por la memoria y las consideraciones; quién sino ellas, hijas, han de sobrevivir la pena, han de serle testigas?   Otra mano puede callarlas, otro sol acusarlas… Pero nadie, ninguno, sabor a rocío y perfumes de baño, arruga estéril (forzada); nadie merece callar su ahogo.   ¿Quién, sino ellas, pueden hacerlo… aflojar los círculos del nunca, hundirse al calor de la yacente, oír los adioses como silbidos?...

Revisión compartida

Dos árabes leyendo en un patio , Edwin Lord Weeks Hace días revisamos, un compañero y yo, un texto mío antes de ser publicado. Las frases que menos esperaba incomprensibles le resultaron difusas y algunas ideas no le quedaban claras —y para mí eran más que explícitas—. Meditando el encuentro, recordé a Rafael Aguirre, de cuya mano me inicié en la creación literaria, que decía que hay interpretaciones de lectores que el escritor no esperaba. (Umberto Eco saldría a decir que la interpretación tiene límites, y agregaría un libro de juicios). Pero yo, más que darles pie a interpretaciones nuevas, o diferentes (que las hubo), me encontré con la lectura por parte de otro, inmediata (nos sentamos en un rincón de la Biblioteca Diego Echavarría Misas, con el cielo por testigo), y la confrontación , la necesidad de hacerme entender y de explicarle, más allá del texto, lo que quiero decir. Antonio Caballero Holguín, que descanse en paz, aclaraba en una entrevista que en sus artículos políticos ...

En otras noticias

Fuente: Confidencial   Hace una columna hablaba de ver las cosas que pasan, de no ser un compartimento estanco y darme cuenta de lo que sucede a mi alrededor, en términos de injusticia y barbarie. En esta ocasión hablaré de las tres masacres y de los cuatro líderes sociales asesinados (y el cuerpo encontrado de una lideresa) la semana pasada. (No puedo asegurar que fue una de las semanas más sangrientas, pero sí es cierto que, para iniciar este año, es una de las más indignantes). El 17 de enero en Orocué, Casanare, se encontró el cuerpo, a orillas del río Meta, de la «lideresa campesina, médica, reclamante de tierras» y presidenta de la veeduría de Orocué, Luz Marina Arteaga Henao, que había desaparecido el miércoles 12 cuando salió de su finca. Este atentado fue el cuarto en lo corrido del 2022 y sumó un número —una historia, un recorrer, un espíritu— a los 1289 líderes asesinados desde el acuerdo de paz. El mismo lunes ocurrió la séptima masacre del año de cuatro personas —tre...

Terquedades retóricas

I Se puede decir que hay tres clases de autores. Primero, los que escriben sin pensar: escriben de memoria, basándose en reminiscencias o incluso copiando directamente de otros libros. Esta clase es la más numerosa. En segundo lugar, los autores que piensan mientras escriben: piensan para escribir, y son muy frecuentes. En tercer lugar, los que ya han pensado antes de ponerse a escribir: escriben solo porque han pensado. Son muy escasos. Schopenharuer:  Paralipomena , § 273, p. 590   — La clase más numerosa: los memorialistas y Jennifer Arias (que ya tiene un verbo como Abudinen: jeniferear). Esta clase no piensa, en el verdadero sentido de la palabra, sino, evoca. Es fácil para estos autores sentarse a escribir (fácil porque ya todo está hecho). La única dificultad es pasar lo vivido a palabras escritas. Pero pensar en forma, lo que es pensar pensar, tal vez al poner en tela de juicio alguna cosa, o al agarrar con pinzas una actuación, o al comparar con un aprendizaj...