En este cuarto la lluvia fue
pensada
y el abuelo supo que era la
del pueblo
porque él era quien la veía
arquear las hojas de plátano
llenando una curva que se
deshacía
conforme ventisca y noche
aseguraban las tempestades
o el cuerpo de un visitante
acompasaba sus pasos
a la querencia de otra finca
al recuerdo en un estuche que
tiene por perdido
los medicamentos que se
deshacen
luego de la mirada a la taza
o el pasearse del balcón a
las reblujeros
al cercano que viene a
cancelar su acople
muerte que no es para
detenerse
que en estas maderas se
repartirán los trastos
la alcancía y Tetragrámaton
con una moneda en el medio
bajo una de sus mesas
y la bolsa donde empacan el
domicilio
del difunto amable
que avistó charcos sobre sí.
Fátima, agosto 29 de 2025
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