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Obra en ascuas

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Recuento a la festiva

Ventana Oscura , Lucy Tejada, 1967 Demoró en respirar algo que le dijese este mundo es tan estrecho, vio a una despanzurrada, de tops y gafas, y se metió al cuarto. Lleva dos horas sentado a los pies de la cama, respetuoso de la noche y el cuerpo en horizonte, como si cuidase de otro allí dormido, enfermo, próximo a ser tocado por hombres duchos en quebrar cuerpos antes de arreglarlos. Pero solo estaba él, desde los veinticinco, y ahora con treinta se ha acostumbrado a velarse aunque solo sea el de las emisoras de mala señal, el mayuyo que no da de qué hacer a las exhibicionistas de enfrente. Había planeado, porque la repetición de la pereza también cansa y él sabe en qué forma, salir al bar del amiguito del colegio —dijo «amiguito», como cuando ponía cara de perro para que lo dejaran salir— y saludarlos, preguntarle cómo iba el negocio, los cansones, y callar lo que duren cuatro cervezas para devolverse a casa pateando charcos, ensuciando motos. Se rascó la pantorrilla, le escribió a...

Jueves desfile

Sobrepasó el techo de la granicería con el sombrero ladeado y testeó la intermitencia de la brizna que apuraba al chancero de una sola pierna, al avance en retroceso no importa quién se choque pobrecito contra él; a las encarnizadas en montarse al ferrocarril museologizado, del que sacan partes de exposición en donde hay cafés pudientes y galerías con minuciosos vendedores de corbata y chanclas, para sacarse unas fotos con lo que no circulan más que en oficina; y a los, ya es mucho más de tres, indecisos si en El Bombo o al Pilón, donde, en el espacio abierto de la casona, tienen encerrado al loquito cuya primera vista es en fotos de colegial y un cumpleaños de cachaco, lo arreglaban las cocineras, y ahora no es más que un hombre sentado en su cama, mirando a un cuadro irreconocible, él en aquellos tiempos (?)... Le da igual la movida, porque no le afecta, y mete la mano en la bolsa de culonas, su entretenimiento bucal, relación con los soldados tomándose su sopita o galanteándole a la...

Piedra en tope

Agencia Boliviana de Información, 2024 Mirando que se estén las cosas, yo deseo. Jaime Sáenz: Recorrer esta distancia   Las concurrencias de Oruro, el gigante de piel arada en un canela de vicuña, lo han oído, enalteciendo el resto de amanecer aplauso con toscas aspiraciones de hundimiento, plaza acorralada la del altiplano, o el avance que no merma, la postración del alto en fierros y manteles, algodonero mayorista o andina puntada a la calamidad, norte esclarecido fuga del doloroso, el vibrante latido de la cumbre a la germinación cuidadosa, al único de los saberes El Alto y Beni, un compañero charango el único en sueños, lanzarlos cual soplo a la intendencia lo que trate a la diablada en rondador, peñasco y afanes para el chuño obtuso.   El Pedregal, julio 14 de 2025 ___ Bicentenario de Bolivia 2025. Antología literaria , Potosí, Bolivia: Real Academia Internacional de Arte y Literatura (RAIAL), Unión Mundial de Poetas por la Paz y la Liber...

«Aturde la copla rezagada...», «Ígneo borbotón en la manta...» y «De rezos y composturas...»

Il profeta , Giorgio de Chirico, 1915 Aturde la copla rezagada el papelillo que en fuego deviene a ejercitar la maniobra y el despojo a cuyos nombres fue convencido una forma de vencer lo inagotable el susurro que pronuncia a migajas y no toca los «yacimientos herbosos »  la pertinencia y el lagrimeo oportuno de otro claro es para el dueño de las arcas la luna en pleno cementerio los árboles flanqueando la promesa tragándose el próvido surco la proporción que aureola el núcleo entornado del maleficio.   El Pedregal, mayo 24 de 2025   ***   Ígneo borbotón en la manta pareceres opacos casi promisores de henchido cocuyo la cinta libre del tul y los pliegues el cuervo asándose en el giro a la chimenea dermis o humo en los focos diadema erizada ámbito de lo errátil y lo esquemático prueba forense crisol y poder al de los cartílagos salados lumínico velo y parecer de fosas ardientes y estancadas el recibimiento a la delegación a los manchados de sebo gris y máximo estorbo ...

«Permanece el quejido de la fogata...» y «Alguien huye del reptil...»

La fogata de San Juan , Antonio Berni, 1943 Permanece el quejido de la fogata que dejaron los enanos por el carrusel de brujas y huecos que son recintos. En torno a ella un potro detiene su paso y al saltar deja su vientre que frota sus manos una gentuza como fingiendo oro. A las estrellas se les pidió un héroe y tan solo de las piedras fingió el cocuyo apoderarse de un alma vendada y la ofreció como rey de los malnacidos.   Aguas Calientes, abril 18 de 2025   ***   Alguien huye del reptil de la encartada estepa que lo persigue sin lapso para entenderse y cambiar de incierto. Lado este por la flora caída invisible de los guayabos y lo maduro lo sentencioso buscan arrebatarle la cola del cabello la estaca empuñada. Corre y se tantea el pulmón asciende cuando el cielo enemiste las campañas y los creyentes deshaga los marcos que los entendía las iniciales que abandonaron.   Aguas Calientes, abril 20...

El abrazo todavía

El abrazo , Juan del Petre, 1937-44 Dispuesto, sedoso, puro en la resta clamada, andante, o con las vías del corazón, del miocardio amigo taponado, la algaraza por la botella pedida, al tiro con los limones, lo agrio en canción de embudos, a la mesa del impar conocido, del cumpleañero que perdió su cédula, y recalca la foto, la risa pasada al tunante, por lo vecino, el bien querendón, la serie al mes viva, préstamo de la pelea y el gozque, en esas andamos, pise el disco y el reencuentro, los sillares colgados del esquinar, la jefa al saludo y los cinco mercanchifles tambaleando la entrada, exigiendo visa, recomendación, tarjeta militar, al menor de los intrusos, y con el tal guamo, rabioso, abrirles espacio, pedirles tema, presentarlos al bifronte.   El Pedregal, julio 24 de 2025 ___ Leído en la VII Tertulia Poética El legado de los poetas , Comisión Internacional Especializada en Literatura, Arte y Cultura (CIELAC) y Real Academia Internacional ...

Madre Trinidad

Mère , Honoré Daumier, 1855 Las suegras cien metros enterradas, que no les oigan ni esto. Eso quieren de uno. Y vaya dígales: si lo escuchan son capaces de desenterralon. Porque así son, no les gusta que uno hable. De todos los que hablan a mí es la que... En cambio eso ellos son hable que no han hablado, y pongan problema, y esto y aquello. ¿Que pidieron el desayuno y no frité huevo y querían huevo? Calladita se va uno a fritarles huevo. ¿Muy salado o no alcanzó? Eche sal y mate. Y no preguntan cómo estoy de pastillas, y si se las menciono me echan en cara que yo debí haber ido a lo de Bello, que por qué siempre de terca... Que al menos le dijeran a uno «...», pero eso es una acosadera, un piense en esos dos y haga cosas para tenerles la casa lista, que esa ropa en el baño huele maluco, que mejor extienda en el balcón y si no hay espacio, o los pelos en la comida, yo le digo a la muchacha que no se peine junto a los platos, o muy poquita carne, no importa que él no coma, y eso siempre...

Convite dominguero

María de la Luz Carrillo Romero, 2025 Antes de que los siete hombres se encontraran, o después, que también después llovió y dañó el trabajo hecho, se mojaron los tejados y los uniformes no recogidos ese ayer. Hubieran sido ocho pero el conocedor de las recepciones palaciegas, donde un número reposa sobre un vidrio, no le puede exigir a la espalda más que tenerlo medio derecho y con vista a los jefes revisores de hojas de vida y adecuadores de apartamentos. Mezclan, o le pasan el deber a otro, al que no sabe palear pero quiere coger experiencia, el ñiño, y llenan tarros de agua para el medio y la pala baja el monte de cemento con rechazo de carretera y arena de pega; el oficial, que tampoco se estremece por cuestiones de espalda, con una mano en la cintura, enano como él solo junto a los tres pisos que levantó de a poco, dice esto allí o acá no más adelante. Los costales son patrocinio de la mensualidad de los vecinos, donaciones de propietarios con cinco o seis casas divididas en torr...

Y contando

Burla el mito del domo, la mentira que dio por resultado, en ciernes desde el comienzo, vergüenza, ya intocable mérito de prestidigitadores o parlanchines: espuma condecorada, falible precisión del doctrinero, solo en término asimétrico y en embuste imperial. Traspasa la agitación del colono, su enclave perforado que ahora sí, por obra de misericordia monopolizada, se endilga la penuria en Oriente, lo tortuoso de llevar la civilización en sus costras. Y aunque «tiña de amarga coliquíntida el copioso pezón de la ubre de la tierra», la noche será iluminada por los reunidos, y desde los aires una de las estrellas no será cooptada, pasarán libres al encuentro del que en nombre de religión descarna y postra. Veremos, con brillo de supervivientes, a mitad la sangre y el desprecio, el caer de una farsa, la renuente obsesión del pastorcillo y sus ejércitos que se achicopalan ante los de su misma generación, no de pantalla y brinco, sí de barba y contrataque.   El Pedregal, junio 28 de ...

Su Día

Kaddish , Mauricio Lasansky, 1975 Fui a llevarle de regalo tres chocolates de otro regalo que no le importaba a su remitente. Había dicho, en semana, que fuera a almorzar para el Día. Y ahí estaba yo, viendo la advertencia de no señal y esperando que sirviera, sobando a la perrita, más interesada en los arroces de sobrado que en mis intentos de entretenerla. Comí solo, lavé los platos y me senté al borde de la cama a ver el televisor a oscuras, la perra jugueteando entre sus piernas acostadas y mi voz que le recordaba la pelota bajo la cama. Estuvimos así, contando las exhalaciones, repasando los marcos y pensando qué hacer ahora, con una tarde adelante y sin pretensiones de alargarla fingiendo lo que desconocíamos. Afuera, el sol calentaba el musgo de las escalas y traía fugaces risas de niños engominados, fugaces; nada nos alentaba a estar juntos, a no ser el silencio que nos separaba de la incomprensión. La perra fue a tomar agua, y con ella nosotros, a que mease.   Tres chocola...

Bloque redoblante

Agonía (detalle), Manabu Mabe, 1963 Por ocasión de la despedida, que no serás tan larga como el tiempo a sus funciones de embeleco y paseador de suelas, va a remetirse el presente a una consecución de bromas o afiches en la frente del iluso, pasión o incógnita del enclochetado, verás y creerás o paso al disminutivo, la puerquecita se resbala del caracolino y nadie la recibe, o le pasan las manos cuando su cadera ya se desentona del conjunto, formación perniciosa del que cae sin ser recibido, por mucho que llame grite y lo quieran agarran, y los brazos del ayudante que levantan al ya caído como si estuviera cayendo, pero la goma se resiente y las arrugas se enfilan y del vocablo dolor solo se entiende quítese o no siento las piernas; o el hombro en caso de trastabillar por una pierna de esqueleto, menino pasmado en hambres y sin quien le sirva a cucharadas el caldo de pollito nacido al seno de una cobija de nudos carrasposos, y ahí el dolor sería horizontal valedero de sobadas por mano ...

Dirección

AFP, 2023 El polizonte asentó la mirada en la tierra que venía. Le tocaron el hombro: un joven le preguntó por el pasado. Volviéndose, supo decirle cómo ir con menos riesgo, por quién preguntar apenas llegara. Y se quedó viéndolo irse... con él y sus derrotas.   El Pedregal, junio 21 de 2025 ___ En pocas palabras. Antología de microrrelatos súbitos , Rosario, Argentina: Laia Editora: «Antologías Hispánicas», vol. 29, julio de 2025

«Escuela Shadia Abu Ghazaleh» y «De la revista "Acuarela – Shuimo Hua". Entrevista de Alejandro Zapata Espinosa a Lilian Raquel Constantino»

Acuarela , 2025 El escritorio, elevación jerárquica y esquema del aposento, quemado. Una silla con las patas mirando el techo; en ese escritorio ya nadie se sienta a dictar clase, a calificar tareas o a pasarle los ojos a la lista, referencia de los cuerpos que han de encontrarse ahí mismo... La parte externa es la más quemada; en la interna pueden apoyarse las hojas para firmar o anotar un pensamiento antes de que se evapore en coyunturas. También sirve para meterse debajo. Es más, es posible que haya alguien debajo, pero no, que ese alguien salga a buscar ayuda, después del trece de diciembre, en el alma de los vivos... O para montarse encima, dañarla y prenderla en leña para que el café se reparta entre todos. Allí las sombras deben tocar, trémulas y enormes, el segundo piso, las cortinas-muros, el telón que atrapa el sereno: el escritorio dando lecciones, consumiéndose para las voces nocturnas: sirviendo el encuentro de los que sobreviven.   El Pedregal, abril 13 de 2025  ...

Abono a la costumbre

Minilibros de Sonora, 2025 Son las siete y media del veintiuno de febrero; allá es veintidós. Estoy con la cortina cerrada: llovió un poco antes de las seis, escampó, volvió a llover y a escampar. Ya me hice chorizo de pollo con arepa, aguadulce y dos tostadas. Acabé la aguadulce esperando que iniciara el encuentro, pero un compañero se fijó en el cronograma: empezamos módulo el lunes con otra profesora. La monjita preguntó por ustedes. —¿Y la mamá cómo va? —Ahí; lo mismo... Y ella y todos los que preguntan saben qué es lo mismo: lo que ustedes repiten en la isla. Hasta se me hace innecesario responderles; me desquito cuando me dicen que les mande saludos. Como que se les perdió el contacto o no les llegan los mensajes o le escriben al celular que se les dañó... La razón de la abuela, el no querer volver, a este paso, la suscribo. Gallina está cargando adobes hasta las cañas de don Jesús; ahí las descarga y Miro culmina el tramo donde el señor que le organizó los quince a Camila. Tambi...